Liberalismo
y papel del Estado
La
doctrina política que históricamente ha encabezado la defensa e implantación de
este sistema económico y político ha sido
el liberalismo económico
y clásico del cual se considera sus padres
fundadores a John Locke, Juan
de Mariana y Adam Smith. El pensamiento liberal clásico sostiene en
economía que la intervención del gobierno debe
reducirse a su mínima expresión. Solo debe encargarse del ordenamiento jurídico
que garantice el respeto de la propiedad privada, la defensa de las
llamadas libertades negativas: los derechos civiles y
políticos, el control de la seguridad interna y externa (justicia y
protección), y eventualmente la implantación de políticas para garantizar el
libre funcionamiento de los mercados, ya que la presencia del Estado en la
economía perturbaría su funcionamiento. Sus representantes contemporáneos más
prominentes son Ludwig von Mises y Friedrich
Hayek por parte de la llamada Escuela austríaca de economía; George
Stigler y Milton Friedman por parte de la llamada Escuela de Chicago, existiendo
profundas diferencias entre ambas.
Existen
otras tendencias dentro del pensamiento económico que asignan al Estado
funciones diferentes. Por ejemplo los que se adscriben a lo sostenido por John Maynard Keynes, según el cual el Estado
puede intervenir para incrementar la demanda efectiva en época de crisis.
También se puede mencionar a los politólogos que dan al Estado y a otras instituciones
un papel importante en controlar las deficiencias del mercado (una línea de
pensamiento en este sentido es el neoinstitucionalismo).
Origen
Skyline de
la ciudad inglesa de Mánchester en
1857. Durante el siglo XIX en medio de la Revolución industrial esta ciudad
desarrolló tal cantidad de industria textil que fue llamada Cottonopolis,
y se convirtió en modelo de la prosperidad provocada por el capitalismo de
libre empresa para el movimiento social y político denominado Escuela de Mánchester.
Artículo
principal: Historia del capitalismo
Tanto
los mercaderes como el comercio existen desde que existe la civilización, pero
el capitalismo como sistema económico, en teoría, no apareció hasta el siglo
XVII en Inglaterra sustituyendo al feudalismo.
Según Adam
Smith, los seres humanos siempre han tenido una fuerte tendencia a
«realizar trueques, cambios e intercambios de unas cosas por otras». De esta
forma al capitalismo, al igual que al dinero y
la economía de mercado, se le atribuye un origen espontáneo o natural dentro de
la edad moderna.36
La
sustitución del feudalismo tuvo como impulso a poderosas fuerzas del cambio que
sirvieron para introducir de forma gradual la estructura de una sociedad de
mercado, dentro de las principales fuerzas se encuentran:
- El papel del mercader ambulante en
la introducción del comercio, el dinero y el espíritu adquisitivo.
- El proceso de urbanización como una
fuente de actividad económica y como punto central de un poder nuevo y
orientado al comercio.
- Las cruzadas como una interrupción
de la vida feudal y la introducción de nuevas ideas.
- El surgimiento de estados
nacionales que apoyaban y facilitaban el comercio.
- El estímulo de la edad de la
exploración y del oro.
- El surgimiento de nuevas ideas
religiosas que simpatizaban más con la actividad de los negocios que con
el catolicismo.
- La monetización de los tributos
dentro del sistema feudal.
Todas
estas fuerzas del cambio crearon un aspecto económico en la vida de las personas
que antes no existía, con estos cambios se empieza a marcar la separación del
aspecto social de la vida con el aspecto económico, con este nacimiento del
aspecto económico la sociedad empieza a tener fuertes transformaciones, por
ejemplo, el siervo ya no está atado a la tierra sino que se convierte en un
trabajador libre, el maestro gremial ahora es un empresario independiente, el
señor feudal se convierte ahora en un simple arrendatario, estas
transformaciones son cruciales para el nacimiento del capitalismo ya que
empiezan a introducir las bases de este nuevo sistema económico. El nacimiento
de estos trabajadores libres, capitalistas y terratenientes cada uno vendiendo
sus servicios en el mercado del trabajo, el capital y la tierra hicieron que
nacieran los "factores de producción".
El
orden económico resultante de estos acontecimientos fue un sistema en el que
predominaba lo comercial o mercantil, es decir, cuyo objetivo principal
consistía en intercambiar bienes y no en producirlos. La importancia de la
producción no se hizo patente hasta la Revolución industrial que tuvo lugar en
el siglo XIX.
El
camino hacia el capitalismo a partir del siglo XIII fue allanado gracias a la
filosofía del Renacimiento y de la Reforma. Estos movimientos cambiaron de forma
drástica la sociedad, facilitando la aparición de los modernos Estados
nacionales que proporcionaron las condiciones necesarias para el crecimiento y
desarrollo del capitalismo en las naciones europeas. Éste crecimiento fue
posible gracias a la acumulación del excedente económico que generaba el
empresario privado y a la reinversión de este excedente para generar mayor
crecimiento, lo cual generó industrialización en las regiones del norte.
Tipos
de sistemas capitalistas
Como
se ha indicado anteriormente, existen distintas variantes del capitalismo que
se diferencian de acuerdo a la relación entre el mercado, el Estado y la
sociedad. Por supuesto, todas comparten características como la producción de
bienes y servicios por beneficio, asignación de recursos basada principalmente
en el mercado, y estructuración en torno a la acumulación de capital. Es
importante destacar que entre los círculos ligados a la Escuela austríaca de economía se
conoce como «capitalismo» a su variante más pura, el laissez faire.
Otros defensores del capitalismo han adoptado visiones del capitalismo más
moderadas y más matizadas con respecto a su implementación práctica.
Algunas
de las formas de capitalismo históricamente existentes o propuestas son:
- Mercantilismo y proteccionismo
- Laissez
faire y capitalismo
desregulado
- Capitalismo corporativo
- Economía social de mercado
- Economía mixta
- En gran medida en la mayoría de países modernos predominan formas de capitalismo más cercanas a las dos últimas formas, la economía social de mercado y la economía mixta. El mercantilismo y el proteccionismo parecen casi universalmente abandonados aunque tuvieron su auge durante los siglos XVIII y XIX.
Mercantilismo
Artículos
principales: Mercantilismo y Proteccionismo.
Esta
es una forma nacionalista del capitalismo temprano que nació aproximadamente en
el siglo XVI. Se caracteriza por el entrelazamiento de intereses comerciales de
interés para el Estado y el imperialismo y, consecuentemente, por el uso del
aparato estatal para promover las empresas nacionales en el extranjero. Un buen
ejemplo lo entrega el caso del monopolio comercial impuesto por España a sus
territorios de ultramar en 1504 prohibiéndoles comerciar con otras naciones.
El
mercantilismo sostiene que la riqueza de las naciones se incrementa a través de
una balanza comercial positiva (en que las
exportaciones superan a las importaciones). Corresponde a la fase de desarrollo
capitalista llamada Acumulación originaria de capital.
Capitalismo
de libre mercado
Artículos
principales: Laissez
faire y Libre
mercado.
El
capitalismo laissez faire se caracteriza por contratos
voluntarios en ausencia de intervención de terceros (como pudiere ser el
Estado). Los precios de los bienes y servicios son establecidos por la oferta y la demanda, llegando
naturalmente a un punto de equilibrio. Implica la existencia de mercados
altamente competitivos y la propiedad privada de los medios de producción. El
rol del Estado se limita a la producción de seguridad y al resguardo de los
derechos de propiedad.
Economía
social de mercado
Artículo
principal: Economía social de mercado
En
este sistema la intervención del Estado en la economía es mínima, pero entrega
servicios importantes en cuanto a la seguridad social, prestaciones de
desempleo y reconocimiento de derechos laborales a través de acuerdos
nacionales de negociación colectiva. Este modelo es prominente en los países de
Europa occidental y del norte, aunque variando sus configuraciones. La gran
mayoría de las empresas son de propiedad privada.
Capitalismo
corporativo
Artículo
principal: Capitalismo corporativo
Caracterizado
por la dominación de corporaciones jerárquicas y burocráticas. El término
«capitalismo monopolista de Estado» fue originalmente un concepto marxista para
referirse a una forma de capitalismo en que la política de estado es utilizada
para beneficiar y promover los intereses de corporaciones dominantes mediante
la imposición de barreras competitivas y la entrega de subsidios.
Economía
mixta
Artículo
principal: Economía
mixta
Una
economía mixta está basada en gran medida en el mercado, y consiste en la
convivencia de la propiedad privada y la propiedad pública de los medios de
producción, y en el intervencionismo a través de políticas macroeconómicas
destinadas a corregir los posibles fallos
de mercado, reducir el desempleo y mantener bajos los niveles de inflación.
Los niveles de intervención varían entre los diferentes países, y la mayoría de
las economías capitalistas son mixtas hasta cierto punto.
En
términos políticos informales se considera que los sistemas capitalistas son
opuestos a los sistemas de inspiración socialista. Presuntamente los sistemas
socialistas difieren de los sistemas capitalistas en varias maneras: propiedad
pública de los medios de producción, los recursos monetarios obtenidos
mediante la producción pueden ser utilizados con fines sociales no relacionados
con la inversión o la obtención de beneficios. En muchos sistemas históricos de
inspiración socialista muchas decisiones importantes de producción fueron
directamente planificadas por el estado lo cual dio lugar a sistemas de economía planificada.
Tampoco
pueden considerarse sistemas capitalistas muchos sistemas socioeconómicos de
la antigüedad y la edad media,
ya que en ellos tenía un papel destacado la mano de obra forzada (como
en el feudalismo)
o directamente la mano de obra esclava (presente en la antigüedad, la
edad moderna e incluso perduró inicialmente en las sociedades capitalistas).
Tampoco existía en muchos de esos sistemas movilidad social, al tratarse de
sociedades estamentarias; ni la producción estaba orientada o
racionalizada a la obtención de beneficio económico o a crear sistemas de
acumulación capitalista, sino que otros objetivos socialmente deseables para
una parte de la sociedad podían tener mayor peso en las decisiones de
producción y la actividad económica.
Capitalismo
de riesgo
Comprendido
también como sociedad de riesgo, ha sido un vocablo introducido por el
sociólogo alemán Ulrich Beck quien comprendía que luego de
Chernobyl la sociedad entró en una nueva fase de producción. El riesgo era la
base angular de la sociedad que hacía a todas las clases iguales. Este proceso
de desjerarquización ha llevado a un fenómeno conocido como proceso de
reflexibilidad. En el capitalismo descrito por Beck, los sistemas de producción
son descentralizados, en parte como resultado del proceso de reflexibilidad que
da origen a formas donde el lego tiene acceso a información que en épocas
anteriores eran exclusivas de los expertos. No obstante, la introducción de la
tecnología para detectar y reducir ciertos riesgos, engendraba otros no tenidos
en cuenta o planificados por los expertos. Anthony
Giddens explora el capitalismo del riesgo como una consecuencia del empalme
entre la globalización y el mercantilismo. Por
su parte, Richard Sennet sugiere que
la discursividad del riesgo es útil para que los grupos privilegiados no asuman
los riesgos de sus decisiones. El ciudadano moderno debe gestionarse su propia
seguridad como signo de estatus, que le permite ingresar al mundo de los buenos
ciudadanos. Quienes así no pueden gestionarlo, son tildados de «incapaces» o
«personas vulnerables». Ser vulnerable implica no tener autonomía respecto de
otros que si pueden autoprotegerse. Este cambio en las políticas de protección
se asocia a una tendencia económica que pondera y valoriza a quienes no se
apegan a una empresa por muchos años. Los expertos en organizaciones o
sociología laboral sugieren que las personas deben cambiar de trabajo en forma
periódica debido a que ello sugiere una adaptación sana a lo diferente. Más
allá de este discurso subyace una lógica de explotación que intenta romper con
los lazos sociales y con el apego tradicional de un sujeto a una organización.
Por ese motivo, no es extraño observar que dentro del culto al cambio prime una
atmósfera de precarización laboral.
Ante el mismo problema Zygmunt
Bauman acuña el término «sociedad líquida» para expresar la dinámica
del capitalismo moderno. En la sociedad sólida las economías y los lazos
institucionales estaban orientados a largo plazo, en forma de una producción de
escala. Pero la modernidad ha cambiado a formas más descentralizadas, móviles y
menos estables en los canales productivos. Eso ha dado como resultado una
sociedad donde los lazos sociales son adaptables al momento y a los intereses
individuales de las personas. En la sociedad líquida la seguridad es empleada
como una forma discursiva que denota exclusividad y estatus social. Los medios
tecnológicos vigentes son usados por los grupos privilegiados no solo para
protegerse de ciertos grupos marginales, sino para demostrar ejemplaridad.
Capitalismo
mortuorio
George
H. Mead afirmaba que existía una fascinación por las malas noticias,
los periódicos y los accidentes porque de esa forma el "yo" exorciza
a la muerte. Se siente una sana alegría ante la tragedia de los demás debido a
que se ha evitado ser afectado por el evento. En
este sentido, Joy Sather-Wagstaff sugiere
que los desastres provocados por el hombre o naturales generan un gran trauma
para la sociedad, el cual debe ser regulado por medio de la solidaridad entre
las víctimas y los supervivientes. En ciertas ocasiones, el poder político
intenta manipular el discurso con el fin de ganar legitimidad frente a los
miembros de la comunidad. Se da, entonces, una patrimonialización del dolor que
distorsiona las razones reales del desastre. Rememorar la muerte es el primer
hecho político que da origen a la cultura.
Estas mismas observaciones fueron validadas por la profesora Rodanthi Tzanelli de la
Universidad de Leeds, quien sostiene que el cine ha hecho de la muerte un
principal commodity para ser comercializado por
los diferentes agentes del capitalismo al punto de imponer mensajes discursivos
hegemónicos. En diversas prácticas como la visita a lugares de extrema pobreza,
o a santuarios donde abunda la muerte masiva, estos dispositivos apelan al
sufrimiento humano para dotar al consumidor de una realidad apocalíptica. La
función de retratar la miseria ajena radica en el reforzamiento de la propia
posición de clase ejercida por la élite capitalista.46 Phillipe Aries por su parte
sostiene que el hombre moderno ha perdido la familiaridad con la muerte y a
diferencia de sus predecesores ha hecho de ella algo incontrolable, cuyos
efectos adquieren una naturaleza desestabilizadora. Por
último, la muerte funcionaría según Geoffrey Skoll como un
importante discurso para mantener a la masa trabajadora bajo control. Zygmunt
Bauman sostiene que el estado de hiper-vigilancia que se ha
fundamentado en el uso de tecnologías cumple una doble función. Por un lado
protege a los ciudadanos deseables de los indeseables, pero también sirve como
criterio de exclusión donde solo unos pocos se aíslan del resto de la sociedad.
La exclusividad confiere estatus a ciertos grupos y la vigilancia es el
instrumento por medio del cual ese estatus se hace visible a otros quienes no
poseen los recursos necesarios para protegerse
Populismo
neoliberal
Varios
autores recogen el término populismo neoliberal50515253545556
para referirse a aquellos movimientos políticos surgidos tras la posmodernidad que
preconizan que la economía capitalista de corte neoliberal es la única posible,
cuyo objetivo final es la desmantelación de las instituciones del Estado del Bienestar a través de una
retórica anti-establishment y anti-marxista. Emmanuel
Macron, Albert Rivera y Mauricio
Macri serían algunos de sus grandes exponentes. La crítica al sindicalismo,
la inmigración, la política institucional en favor del libre mercado
desrregularizado y los gobiernos tecnocráticos, así como el desarrollo de las
teorías del fin de la historia de Francis
Fukuyama son sus bases ideológicas. Se asemeja a la teoría del Capitalismo como religión y al Fundamentalismo de mercado.
En
cuanto a los valores éticos defienden una sociedad regida por los valores
predominantes en el darwinismo
social y el heteropatriarcado, como la competencia,
la masculinidad hegemónica7,
la propiedad,
el individualismo y la libertad
negativa.
En
materia económica están a favor del productivismo,
la Esclavitud del salario, el crecimiento económico infinito y
la acumulación por desposesión.
El
filósofo Jaques Derrida llamó a estos incipientes
movimientos tardo-capitalistas y neo-capitalistas.
Algunos
autores cosnideran que esta tendencia política pone en peligro la democracia.
Críticas
al capitalismo
Pyramid of Capitalist System, póster del sindicato Industrial Workers of the World. Critica el capitalismo
representándolo como una estructura jerárquica de clases sociales.
Artículo
principal: Anticapitalismo
Parte
de la crítica al capitalismo es la opinión de que es un sistema caracterizado
por la explotación de la fuerza de trabajo humana al constituir el trabajo como
una mercancía más. Ésta condición sería su principal contradicción: medios de
producción privados con fuerza de trabajo colectiva, de este modo, mientras en
el capitalismo se produce de forma colectiva, el disfrute de las riquezas
generadas es privado, ya que el sector privado "compra" el trabajo de
los obreros con el salario. La alternativa histórica al capitalismo con mayor
acogida ha estado representada por el socialismo.
Marxismo
Artículo
principal: Modo de producción capitalista
Para
el materialismo histórico (el marco
teórico del marxismo), el capitalismo es un modo de producción. Los marxistas creen que las
desigualdades sociales se deben a una continua lucha social, la "lucha
de clases" que tendría una inevitable evolución en el comunismo,
en este sistema se plantea una mejorar en las relaciones socio-económicas que
mejoraría las condiciones laborales de los trabajadores y evitaría la
injusticia social que ellos creen que tiene lugar en el capitalismo.
Esta
construcción intelectual es originaria del pensamiento de Karl Marx (Manifiesto Comunista, 1848, El Capital, 1867) y deriva de
la síntesis y crítica de
tres elementos: la economía clásica inglesa (Adam Smith, David
Ricardo y Thomas Malthus), la filosofía
idealistaalemana (fundamentante la dialéctica hegeliana) y
el movimiento obrero de la primera mitad
del siglo
XIX (representado por autores que Marx calificaba de socialistas utópicos).
Capitalismo
e imperialismo
Los
críticos del capitalismo lo responsabilizan de generar numerosas desigualdades
económicas. Tales desigualdades eran muy acusadas durante el siglo XIX, sin
embargo, a lo largo de la industrialización (principalmente en el siglo XX) se
experimentaron notables mejorías materiales y humanas. Los críticos del
capitalismo (John A. Hobson, Imperialism, a study, Lenin, El
imperialismo, fase superior del capitalismo) señalaron desde finales del
siglo XIX que tales avances se obtuvieron por un lado a costa del colonialismo,
que permitió el desarrollo económico de las metrópolis, y por otro lado gracias
al Estado del Bienestar, que suavizó los efectos
negativos del capitalismo e impulsó toda una serie de políticas
cuasisocialista.
Otras
críticas al capitalismo que se enlazan a décadas anteriores con el mismo
matiz antiimperialista (a partir del
pensamiento centro-periferia) provienen de los movimientos antiglobalización, que denuncian al modelo
económico capitalista y las empresas transnacionales como
el responsable de las desigualdades entre el Primer
Mundo y el Tercer Mundo, teniendo el tercer mundo una economía
dependiente del primero.
El
mercado como institución no natural
Desde
una perspectiva no estrictamente marxista, Karl
Polanyi (La gran transformación, 1944) insiste en
que lo crucial en la transformación capitalista de economía, sociedad y
naturaleza fue la conversión en mercancía de
todos los factores de producción (tierra, o naturaleza y trabajo, o seres humanos) en beneficio del capital.
Capitalismo
como religión
Artículo
principal: Capitalismo como religión
Capitalismo como religión es
un escrito póstumo de 1921 del filósofo alemán Walter
Benjamin que contiene una crítica profunda al capitalismo. El texto
indaga en la naturaleza religiosa del capitalismo como una dogmática inhumana:
la identificación del pecado y la culpa religiosa
y la deuda impuesta por el capitalismo (el término alemán utilizado en el
escrito Schuld significa a la vez deuda y culpa). Para Michael
Löwy el escrito es una lectura anticapitalista de Max Weber.
Ecologismo
La
crítica ecologista argumenta que un sistema basado en el
crecimiento y la acumulación constante es insostenible, y que acabaría por
agotar los recursos naturales del planeta, muchos de los cuales no son
renovables. Más aún si el consumo de estos recursos es desigual entre los
países y en sus respectivas clases económicas. Hasta hace algunas décadas, se
pensaba que los recursos naturales eran virtualmente inagotables y que la
contaminación, pérdida de la biodiversidad y de paisajes eran costes asumibles
del progreso.
Actualmente
existen dos tendencias principales relacionadas con la crítica ecologista:
aquella que defiende un desarrollo sostenible de la economía
(que consistiría en adaptar el actual modelo al nuevo problema medioambiental),
y otra que defiende un decrecimiento de
la economía (que apunta directamente a nuevos sistemas de organización
económica).
Como
contraparte al ecologismo colectivista,
surge el ecologismo de mercado con base en
la libertad individual. Este ecologismo plantea la
protección de los ecosistemas desde el punto de vista del capitalismo
libertario, los libertarios dicen que una definición de la propiedad privada en
todos los recursos escasos, cada recurso escaso es usado más eficientemente, y
por lo tanto, es regulado por el mercado, de igual manera el propietario
siempre está interesado en que su tierra y animales estén sanos, usan el
ejemplo de la privatización de los elefantes en Kenia y la recuperación de la población
de éstos para demostrar que una economía de mercado con propiedad privada,
siempre tiene interés en un ecosistema sano. Desde el punto de vista de los
libertarios, cuando no hay derechos de propiedad definidos ocurre la denominada
tragedia de los comunes, donde el recurso es usado por todos de manera
irresponsable y éste se agota.
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